conversación, consejos, aburrido, hablar, ayuda
Imagen: César Mejías

Cuéntame más: 7 consejos para hablar y hablar sin ser latero

Si cuando hablas, la gente suele mirar para el lado o derechamente bosteza mostrando hasta las amígdalas, es porque necesitas seguir uno o más de estos consejos.

Por Francisco J. Lastra @efejotaele | 2016-09-14 | 11:40
Tags | conversación, consejos, aburrido, hablar, ayuda

Virginia Woolf, además de ser destacada por su labor literaria y celebrada como ícono del movimiento feminista, fue una excelente y prodigiosa conversadora, quizá una de las más grandes del siglo pasado.

Tal era la fama de los coloquios en los que participaba Woolf y su grupo de amigos, que Gerald Brenan, amigo y también escritor, lo describía de la siguiente forma:

"Lo que uno obtenía de estas tardes era, si se puede confiar en mi juicio juvenil, una conversación de una brillantez y espontaneidad que, imagino, raramente se ha escuchado en Inglaterra antes". Y no, nunca hubo alcohol de por medio, enfatiza Brenan.

El talento de Woolf resalta porque el arte de llevar una conversación a gran nivel no fue fácil ni hace 100 años, ni hoy. Pese a que es algo de los más normal y cotidiano, son pocos los que se sienten verdaderamente cómodos haciéndolo, porque el riesgo a parecer latero, egocéntrico o raro está siempre latente.

¿Te sientes identificado? Quizá quieras prestar atención a los siguientes consejos

Simple es mejor

Cortázar era un asiduo inventor de palabras que utilizaba como juego en sus obras (cronopio, nalcunias, vocifugio). Tú no eres Cortázar así que ni lo intentes.

Aunque la tentación de usar la "nueva palabra de la semana" sea grande, una conversación, sobre todo entre numerosas personas, debe ser lo más accesible posible desde el punto de vista del lenguaje. Es algo obvio que repetiremos usando la infaltable metáfora deportiva: si quieres que todos jueguen fútbol contigo, no les tires una pelota de bowling.

Aquellos del mundo de la informática y el marketing, propensos al "update", "NPI", "quarter" y otros, deben pensarlo especialmente porque se considera que fueron estas las áreas que pusieron las buzzwords o palabras de moda sobre la mesa allá por los 80s, cuando Steve Jobs decía que las monstruosas cajas que vendía Apple eran una "experiencia". Hoy siguen siendo el origen de muchos tecnicismos que causan los primeros "ruidos" en una conversación.

Ojo también con otros rubros que traen sus propias palabras aburridas (abogados, diseñadores, filósofos). Si no estás en una comida con tus compañeros de generación, déjalas en la percha junto a tu abrigo.

Utiliza palabras de relleno (a discreción)

Los "mmm...", "ehhh..." e "yyy..." tienen muy mala fama y cualquier asesor en comunicación las extirparía de sus clientes si pudiera. Pero ni es tan fácil deshacernos de ellas, ni tampoco son tan inútiles como podríamos pensar hasta Obama las usa!).

Varios estudios han identificado los beneficios de las palabras de relleno. Uno de 2011 descubrió que su uso permite llamar la atención del oyente hacia el emisor y, posteriormente, ayuda a que éste mismo recuerde de mejor forma lo escuchado. Otro de 2003 encontró que mejora la comprensión por parte del oyente.

Pero cualquier exceso es malo. A la hora de contar historias, por ejemplo, un promedio de 2 palabras de relleno cada 100 es ideal, dice Scott Fraundorf, autor del primer estudio mencionado. También su ubicación importa. Su uso en el medio de una frase pasa más desapercibido que en el inicio o final.

Si prefieren simplemente no usarlas, Steven D. Cohen, profesor de comunicación de la Universidad de Baltimore, sugiere utilizar pausas en su lugar. "Una simple pausa puede tener un impacto dramático en nuestro uso de palabras de relleno y en cómo la gente nos percibe", señala.

No ignores a los otros participantes

Una conversación es un proceso que idealmente se debe construir entre todos los involucrados. Volviendo a Virginia Woolf, Brenan describía sus conversaciones como "orquestas sinfónicas", donde cada participante aportaba a la gran obra. Algo que nunca hubiera hecho la novelista, sería negar o ignorar a sus invitados.

Ethan F. Becker, autor del libro Mastering Communication at Work, explica que frases como "¿Crees que eso es malo? Escucha esto..." son tan dañinas para una conversación como taparse los oídos y gritar "lalalalala".

Al usar frases como la antes mencionada, señala Becker, la contraparte inmediatamente se siente pasada a llevar y activa sus defensas, lo que interfiere con su comprensión y, por ende, su rol en la conversación.

"Pero..." nada

De forma similar, el "pero" también puede tener un impacto negativo en el desarrollo de una conversación. "Actúa como una goma de borrar mental y, a menudo, entierra lo que acabas de decir", comenta Dianna Booher, autora de What More Can I Say.

No nos hagamos los tontos, el "pero" es una esas partículas que uno nunca quiere escuchar y por buena razones, ya que necesariamente indica un conflicto de posiciones. Por eso expertos como Karin Hurt, asesora comunicacional, sugieren simplemente reemplazarla por un "y". Así, comentarios como "Entiendo lo que dices, pero estoy preocupado..." se transformarían en una frase más cálida y empática: "Entiendo lo que dices, y estoy preocupado...".

Habla según tu estilo

Woolf solía ser algo combativa en las conversaciones, al sacar a colación temas polémicos como "Escritores Vs. Pintores" y "Hombres Vs. Mujeres". Era su estilo que, Brenan describe, como "una guerra".

Quizá nuestro estilo no pueda ser tan coloridamente descrito, pero todos tenemos uno particular y Robert V. Keteyian, consultor comunicativo, cree que es esencial identificarlo para comprender sus fortalezas y debilidades, y así adaptarnos según sea necesario. Tratar de fingir un estilo puede que funcione por un rato, pero eventualmente, y sobretodo antes interlocutores conocidos, las contradicciones con tu estilo surgirán, distrayendo a los otros participantes de lo que dices.

Evita la monotonía

Otra novelista inglesa, Charlotte Brontë, decía que la monotonía y la muerte eran casi lo mismo. Y tiene sentido, porque casi preferiríamos estar muertos a conversar con alguien que habla siempre con el mismo tono.

Así como el fútbol se pone más interesante cuando hay fintas, carreras y regates, una conversación debe, idealmente, incluir una variedad de patrones diversos, dice Becker; desde un tono animado y agitado, hasta uno más lento y relajado. El tono más adecuado dependerá, obviamente, del mensaje que se quiera transmitir. Esto es especialmente importante, añade, cuando se habla dentro de un grupo numeroso.

Si tu tendencia natural es la de tener un tono plano, asesores comunicacionales sugieren practicar leyendo cuentos para niños, tratando de darle una voz distinta a cada personaje.

Aplica la "Regla del Semáforo"

Si el problema es que tus cuerdas vocales tienen voluntad propia y no sabes cuándo parar, el orientador profesional y escritor Marty Nemko sugiere aplicar lo que él llama la "Regla del Semáforo".

Así la resume Nemko:

"Durante tus primeros 30 segundos tienes luz verde: tu compañero está seguramente escuchando. Los siguientes 30 segundos tu luz es amarilla: aumenta la posibilidad de que la persona prefiera que pares porque o ha recibido suficiente información y necesita procesarla, o quiere responder y simplemente sentirse como participante de la conversación. Luego de los 60 segundos tu luz es roja. Sí, ocasionalmente querrás pasarte la luz roja y seguir hablando y, por ejemplo, contar una anécdota interesante. Pero usualmente deberías parar o hacer una pregunta".

Si sigues todos estos consejos, no garantizamos que en 100 años alguien hable sobre lo increíble que fue tu conversación sobre el origen del meme de Yao Ming, pero, sin duda, tus participaciones pasarán la barrera del "meh" de tus interlocutores.

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Comentarios
Paper Luis | 2016-09-14 | 12:58
3
Recordar a quienes le cuentas la historia: Nada mas aburrido que escuchar mil veces la misma anécdota.
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Francisco J. Lastra | Colaborador | 2016-09-14 | 13:06
1
A menos que sean de la tercera edad. Igual es entendible.
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Susana Díaz | 2016-09-22 | 10:27
0
Yo primero preguntó «¿te conté que...?», y si me dicen que sí me freno. Usualmente cuento dos o más veces lo mismo, pero solo a mis más cercanos, por lo que se lo toman con humor.
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Miguel Arbeláez | 2016-09-14 | 17:35
1
Uno importante a tener en cuenta es cuando estás hablando en un grupo de 3 o más personas y tocas un tema de algo que sólo le incumbe a un par y terminas excluyendo a gente de la conversación
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Felipe Ignacio Llanca Contreras | 2016-09-16 | 16:37
1
Otro punto importante es analizar la postura del receptor (Escucha Activa), ver su gesticulación y postura para saber si está escuchando atentamente o realmente se está "cerrando" a la conversación.
Acá unos links que pueden aportar:
http://habilidadsocial.com/escucha-activa/
http://www.racgp.org.au/afp/200512/200512robinson.pdf
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